Un denominador común, quizás un hilo invisible y siniestro, une los magnicidios y los grandes atentados que cambiarón al menos cinco veces la historia de la España contemporánea. Prim, Canalejas, Cánovas, Dato y Carrero, todos ellos presidentes del Gobierno, fueron asesinados en circunstancias que el tiempo ha revelado como escandalosamente extrañas. Casi siglo y medio después del primer magnicidio, Francisco Pérez Abellán, el hombre que desveló la verdad sobre la muerte de Prim, desmonta una por una todas las versiones oficiales de estos crímenes históricos.
Se dijo que Angiolillo, el asesino de Cánovas, era un anarquista poco menos que incontrolado, un verso suelto. Igual que Pardina, el hombre que mató a Canalejas, y que Mateo Morral, el tipo que lanzó la bomba al paso de la comitiva nupcial de Alfonso XIII. Siempre se dio la misma versión oficial: el asesino era un conocido revolucionario que actuaba por su cuenta. Nunca se explicó cómo era posible que, siendo conocidos, la policía no los controlase; cómo pudieron acercarse tan facilmente a sus vícitimas.
¿Quién se benefició de estos grandes crímenes? ¿De dónde sacaron tanto dinero y tanta facilidad de movimientos unos iluminados solitarios? ¿Por qué los testigos contradicen las versiones oficiales? ¿Por qué se perdieron autopsias, se mojaron atestados, desaparecieron balas? ¿Hay alguna relación entre los magnicidios españoles y los que se llevaron por delante la vida de los presidentes McKinley y Kennedy?
LAS RESPUESTAS NOS LAS BRINDA FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN
EN ESTAS PÁGINAS DENSAS, ACUSADORAS E INQUIENTANTES
Lo pueden compran en:
Conferencia Mindalia Televisión:
Comentarios